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Adicción al juego: una realidad muy peligrosa

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El juego siempre ha constituido una actividad esencial en el desarrollo de todo ser humano. Gracias a él, desde que somos pequeños, socializamos con los demás a la vez que nos divertimos. Constituye, en realidad, una de las mejores formas para crecer sanos, y a la vez nos sirve para conocer mejor nuestras preferencias.

Al dejar de ser niños, el tipo de juegos hacia el que nos sentimos atraídos también cambia. Es aquí donde puede aparecer la predilección por los juegos de azar (ruletas, tragaperras, cartas, etc.) o cualquier otro en el que esté presente el dinero como elemento diferenciador. Este escenario es bien distinto, ya que lo que antes nos impulsaba a relacionarnos con los demás, ahora se convierte en una diversión a menudo solitaria. Además, pueden aparecer problemas derivados de su uso que pueden afectar gravemente a la persona.

Cuando el ocio se convierte en adicción

A pesar de que algunas personas son capaces de disfrutar de este tipo de juegos sin que exista ningún problema, hay otras a las que esta diversión acaba provocando dificultades. Estamos hablando de los denominados jugadores patológicos o ludópatas. Dichas personas comienzan a sentirse cada vez más y más atraídas por él. Es aquí donde aparece la pérdida de control, dedicando cada vez más tiempo a jugar e invirtiendo cantidades cada vez mayores de dinero para sentir el mismo disfrute.

El juego ya no les resulta divertido, pues acaba creándose un círculo vicioso gobernado por las pérdidas, de forma que la persona acaba jugando más para recuperar lo perdido que para pasarlo bien. Es entonces cuando se crea una especie de prisión para el adicto de la que no consigue salir.

El juego, al alcance de todos

Tengamos en cuenta que los juegos de azar se encuentran muy presentes en nuestra sociedad. Así, resulta muy frecuente encontrar eventos deportivos en los que se anuncien distintas casas de apuestas, o páginas de internet en las que sea posible jugar online. Ante tal tentación, y la promesa de hacernos ricos con poco esfuerzo, algunas personas más vulnerables terminan sucumbiendo.

Cabe mencionar que en torno a la mitad de los jugadores tienen edades comprendidas entre los 16 y los 30 años. Este dato resulta llamativo, ya que como norma general, ese grupo de personas no suele tener grandes cantidades de dinero ahorrado. Es por eso por lo que resulta frecuente que acaben pidiendo dinero a sus familias, sino a robárselo, y a cometer todo tipo de estafas para poder seguir jugando.

España, país de jugadores

Desgraciadamente, España es el país de Europa en el que más dinero se invierte en juegos de azar. Esto es fiel reflejo de que estamos ante un problema de una envergadura enorme, pero que al mover tantos intereses, no cuenta con una fácil solución. Asimismo, mencionar que existen unos dos hombres por cada mujer jugadora, y la repercusión en la pareja y en la familia del problema tiende a ser muy grande.

Si ponemos nuestra mirada en la adolescencia, nos encontramos con que la forma más común de caer en esta adicción está en la pertenencia al grupo de iguales y compartir sus actividades. Generalmente, de forma espontánea, algún miembro del grupo plantea la posibilidad de ganar dinero a través del juego. En este momento, la fantasía comienza a tener un papel esencial, haciendo que el resto de jóvenes se sientan atraídos por la ilusión de hacerse ricos en pocos minutos. Finalmente, lo que había comenzado como mera diversión de amigos, acaba convirtiéndose en una situación en la que el jugador se vuelve solitario y angustiado.

¿Qué problemas plantea el juego?

Uno de los problemas que este tipo de juegos plantea es que, en ocasiones, se producen pequeñas ganancias que animan al jugador a seguir apostando. Esto le hace sentir que está ganando, cuando en realidad el cómputo general es de pérdida. Dicho de otra manera, se minimizan las pérdidas y se exageran las ganancias de forma irracional, alterando progresivamente el sistema de recompensa cerebral.

Como podemos ver, no se trata de un asunto sencillo. Nuevamente un importante trabajo de concienciación y de advertencia de los peligros que este tipo de actividades conlleva resulta fundamental.

Para las personas que ya sufren algún tipo de problema con el juego, resulta muy interesante la combinación de las terapias grupales en las que compartir sus experiencias y sentimientos, y el abordaje individualizado para enfocar el problema de forma personal. Asimismo, el hecho de contar con algún referente, alguna persona que haya superado esa adicción, que les cuente lo que vivió y cómo lo superó también puede ser de mucha ayuda.

Debes saber que la ludopatía no es un juego, y si no somos capaces de frenarla a tiempo, puede convertirse en un problema que dañe una vida entera. La propia, y la de todas las personas de alrededor.

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fromm

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