Una persona suele ser adicta por varios motivos. Puede tratarse, por ejemplo, de alguien con baja autoestima, con una gran impulsividad o que intenta escapar de alguna realidad dolorosa de su vida.
Aunque haya muchas variables que puedan influir en el desarrollo de la adicción, hoy nos gustaría centrarnos en aquellas personas que cuentan con unas escasas habilidades sociales.
Para entender de qué estamos hablando, es importante saber que estas habilidades son aquellos comportamientos que aprendemos de manera natural en nuestro entorno y que nos ayudan a relacionarnos con los demás.
Si, por ejemplo, una persona es muy tímida y no cuenta con un mínimo de habilidades sociales, le costará mucho relacionarse de forma adecuada y posiblemente sufrirá por ello. También podría ocurrir que una persona llevase siempre el peso de sus conversaciones con los demás, sin detenerse a escuchar al otro y necesitando un protagonismo excesivo que acaba por afectar a sus relaciones.
Existen muchas habilidades sociales con las que podemos tratar con otras personas. No vamos a detenernos en todas ellas, pero sí quisiéramos destacar algunas que tienen que ver específicamente con el tema de la adicción:
Como hemos comentado antes, existen muchas más habilidades sociales. Saber manejarlas, o al menos en su gran mayoría, puede ser muy útil para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás.
Si alguien tiene dificultades en el tema que nos ocupa, puede ser necesario que se implique en algún entrenamiento en habilidades sociales. En este entrenamiento, la persona trabaja con muy diversos ejercicios y ejemplos aquellas situaciones que más le cuesta manejar. Para ello, recrear experiencias realistas es muy útil.
Antes de terminar nos gustaría realizar una especial mención al concepto de asertividad. Con ella nos referimos a una de las habilidades sociales más importantes, y consiste en poder expresar lo que pensamos sin recurrir a la agresividad o llevarnos a la ruptura de nuestras relaciones.
Un ejemplo de lo anterior sería: “Agradezco que me ofrezcas esa copa, pero prefiero no beber”
Como podemos ver, aquí nos ponemos en el lugar de la otra persona, entendiendo que lo hace con una buena intención (compartir con nosotros, que nos sintamos bien), pero a la vez expresamos claramente nuestro deseo de no consumir.
En resumidas cuentas, si te has sentido identificado al leer este artículo, no olvides que las habilidades sociales se pueden mejorar. Si consideras que las tuyas son escasas, en Fromm Bienestar podemos ayudarte a ser más feliz.
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