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¿Por qué no tengo amigos?

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Aunque esta frase pueda parecernos muy radical, lo cierto es que esa situación no se aleja demasiado de la realidad a veces. Para estas personas, tener amigos dentro de lo que consideramos “normal” se convierte en una verdadera odisea. De hecho, muchas veces acaban convenciéndose de que la soledad es el mejor camino, y que quizá no merezca la pena tratar de vincularse a los demás.

Cómo combatir la soledad

¿Por qué me cuesta tanto hacer amigos?

Nos gustaría detallar algunos de los motivos que llevan a una persona a tener dificultades para crear o mantener amigos. Principalmente son:

Las expectativas

Una de las razones por los que puede resultarnos difícil entablar relaciones de amistad, y quizá la más relevante, la encontramos en nuestras propias expectativas. Si pensamos que los amigos han de ser de una determinada manera y no lo son acabamos por rechazarlos. Aunque al principio nos cueste, hemos de aceptar que nadie es idéntico a nosotros, por lo que nuestra forma de pensar y de comportarnos es única. Aquí se hace patente la necesidad de ser tolerantes, aceptando la diversidad como una nueva manera de aprender.

A pesar de esto, hemos de tener en cuenta que el hecho de ser tolerantes no significa que permitamos a los demás hacer cualquier cosa. Más bien a lo que nos referimos es a aprender un modo de relacionarnos con los amigos de manera que todos salgamos beneficiados, apreciando las cualidades positivas que los demás están dispuestos a ofrecernos y brindándoles también lo mejor de nosotros. Si somos capaces de disfrutar de la compañía de otros y encontrarnos cómodos, se creará un ambiente adecuado para el surgimiento de una amistad.

La zona de confort

Otro aspecto que juega un papel importante es la propia comodidad a la que muchas veces nos habituamos. Nosotros hemos construido la vida que llevamos, y con ella nos sentimos más o menos seguros dentro de una relativa estabilidad y normalidad. Es lo que llamamos zona de confort, y no siempre resulta sencillo ser capaz de salir de ella. Si además, hemos tenido desengaños en el pasado, o algún desencuentro con amigos, esto hará que nos aferremos aún más a esa posición.

Contactar con otras personas requiere también aceptar que en ocasiones dejaremos al descubierto nuestro propio yo. Abrirnos a los demás demanda de nosotros un mínimo de confianza, pues solo al hacerlo tendremos opciones de lograr una verdadera amistad. Por tanto, es necesario arriesgar un poco, y darnos cuenta de que en realidad no tenemos mucho que perder al mostrarnos tal y como somos. Muy al contrario, si podemos “desnudarnos” ante el otro, lograremos que él/ella también se abra a nosotros. Y solo así se puede forjar una amistad genuina.

El autoengaño evita que hagamos amigos

Para conseguir unos buenos amigos debemos dejar de engañarnos con “no me hace falta nadie” o “todo el mundo quiere aprovecharse de mí” Estas creencias no son más que justificaciones limitantes que cumplen con el principio de la disonancia cognitiva. Dicho de otra forma, como no tener amigos no es agradable, y al no contar con ellos preferimos cambiar las ideas con respecto a la amistad (no merece la pena, está sobrevalorada, etc.). Hay personas valiosas, y es justo que podamos disfrutar de ellas.

Por todo esto se hace fundamental autodescubrirnos y reconocer que sí es importante tener amigos (aunque no los tengamos). Para ello, hay que trabajar en aquellos elementos o factores que estén contribuyendo a que estos no terminen de aparecer.

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Reflexión final

Para tener buenos amigos es preciso que trabajemos mucho. La amistad suele compararse con un jardín lleno de flores. Si no regamos nuestras amistades, estas se marchitarán. No caigamos en el error de pensar “que sea él/ella quien me llame”, pues pueden existir miles de razones por las que esto no suceda.

Sean cuales sean estos motivos e incluso tratándose de autoengaños como antes comentábamos, lo cierto es que la gran mayoría de nosotros aceptaríamos de buen grado una llamada de los amigos.

Así que, ¿a qué esperas para hacerlo? Podemos ayudarte.

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fromm

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