La adicción a las drogas es un auténtico calvario para muchas personas. Buena muestra de ello lo constituyen estos fragmentos, los cuales nos hablan muy a las claras del verdadero impacto de esta realidad en las personas que la viven. Se trata de una carta escrita por un adicto al alcohol y a la cocaína, que nos desvela la parte más sombría de su alma, en un desesperado intento por salir de un pozo que cada vez se ha hecho más profundo. Casi sin darse cuenta de cómo empezó todo.
Desesperación, angustia, miedo, agotamiento. La adicción a las drogas te atrapa y te mete en una maraña de hilo negro de la que cada vez te resulta más difícil desenredarte. Por más que lo intentas no logras hacerlo, y tu vida parece convertirse en un continuo vaivén de euforias y ansiedades, de buenos ratos y terribles malestares. Una noria que acaba por hacerte sentir mareado y confuso.
No es más alcohólico quien más bebe sino quién tiene un porqué
Él mismo nos desvela que la adicción a las drogas te mantiene atrapado en una realidad de la que no se sale fácilmente. Cuando por fin lo consigues, se trata de un despertar engañoso, ya que este te hace volver con más fiereza si cabe en las garras de la enfermedad. Comienza así un círculo del que no resulta fácil salir.
Resulta sorprendente el modo en el que este adicto describe al objeto de su adicción. La compara (a la cocaína) con la auténtica reina de la noche. Es la que de verdad manda, la que le promete fiel y leal amor. La que nunca le falla. En la que siempre puede encontrar refugio. Ha sido casi como un flechazo a primera vista, en realidad envenenado y lleno de sombras.
Estas palabras nos resultan reveladoras, casi místicas. En cualquier caso son muy auténticas. Nos habla de la realidad de las drogas, de su verdadero poder. Nos muestran la errónea sensación de control del adicto, que acaba creyendo que tiene la sartén por el mango. Lo que no le resulta tan fácil ver es que él mismo es la verdadera sartén, llena de aceite hirviendo, y que es la droga la que provoca que se queme si no lo evita.
Una de las primeras reacciones de un adicto es la fuerte creencia de que él solo puede con todo este asunto. Asumido como un tema personal, tiende a dejar bien a las claras que él no necesita ayuda, que saldrá de todo igual que ha entrado. Le cuesta tiempo asumir que esto no es tan sencillo, y que desde dentro de un pozo no hay la luz suficiente para encontrar la salida.
Qué ciertas son estas palabras. La fijación con el objeto de consumo es tal que te encuentras pegado a él, como nublado por él. Esto es así hasta tal punto que no eres capaz de ver más allá. En palabras de esta alma sincera, tu vida, con la adicción a las drogas, se convierte en una gran mentira que te cuesta aceptar. Y sobre todo cambiar.
El final feliz de la historia está en aceptar la realidad. En mirar a los ojos a la verdad, y en dejarse desnudar por ella. Un adicto necesita ayuda, precisa de alguien que encienda su luz y le guíe por el oscuro sendero de la adicción.
En definitiva, sé tú otra vez.
Palabra de adicto.
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