¿Sabías que un hábito tan inocente como comer, tener relaciones sexuales o jugar a videojuegos puede convertirse en una adicción?
Todos y todas conocemos las adicciones asociadas al consumo de sustancias como, por ejemplo, el alcoholismo, el tabaquismo, la adicción a la cocaína, etc. Sin embargo, con el paso de los años, aparece un problema en el que no entran en juego las sustancias: las adicciones conductuales.
También conocidas como adicciones del comportamiento, son acciones incontrolables y compulsivas que se realizan por la necesidad de repetir una experiencia o la sensación asociada. Estas adicciones pueden estar relacionadas con el juego, las compras, la comida o el sexo. ¿Quieres saber más sobre las adicciones conductuales? Te daremos una definición, sus tipos y daremos algunos ejemplos sobre las adicciones de la conducta más comunes.
No podemos limitar la definición de adicciones a aquellos problemas relacionados con sustancias químicas. Hay conductas aparentemente normales, como comprar, utilizar el teléfono móvil, jugar a videojuegos e incluso comer.
Las adicciones conductuales son acciones o comportamientos que una persona realiza de manera compulsiva, generando así una pérdida de libertad con su consiguiente enganche.
Si nos atenemos al manual diagnóstico DSM-V, las adicciones conductuales son adicciones no relacionadas a sustancias[1]. Dicha clasificación no aparecía años atrás y esto se debe a que pocas veces contemplábamos las conductas como potenciales adicciones. Asimismo, la ludopatía o la adicción al teléfono son problemas que han aparecido recientemente, por lo que no podíamos documentar estas patologías.
[1] Cía, A. H. (2014). Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM-5, APA, 2013): un primer paso hacia la inclusión de las Adicciones Conductuales en las clasificaciones categoriales vigentes. Revista de Neuro-Psiquiatría, 76(4), 210.
Es importante comentar que, a pesar de incluir esta nueva clasificación, el manual DSM-V solamente ha aceptado como un trastorno legítimo la adicción al juego y la ha clasificado como trastorno por juego de apuestas. Por tanto, ha dejado fuera algunas adicciones conductuales como la adicción a internet, a las redes sociales o a los videojuegos.
Una de las preguntas más controvertidas en relación a las adicciones del comportamiento es la siguiente: tener sexo con mucha frecuencia o querer practicarlo continuamente, ¿es o no es un problema?
Como hemos comentado a lo largo de este artículo, cualquier conducta puede convertirse potencialmente en una adicción, y más aún, el sexo. Esto se debe a que libera altas dosis de dopamina y puede relacionarse con el contacto afectivo y el apego, un refuerzo muy positivo en la mayoría de seres humanos. Además, la adicción al sexo o hipersexualidad no consiste solamente en los comportamientos observables, también se reconoce como problema el hecho de tener fantasías constantes, la masturbación compulsiva o el consumo masivo de pornografía.
Aunque el DSM-V no haya reconocido este problema, la OMS ha decidido incluir el término hipersexualidad y alto comportamiento sexual en la clasificación internacional de enfermedades (CIE)[2] por lo que podemos comprender que la adicción al sexo es un comportamiento de riesgo que debe ser evaluado y tratado por un profesional.
[2] Ministerio de Sanidad y Consumo. (2010). Clasificación internacional de enfermedades.
Es evidente que debemos analizar las adicciones del comportamiento bajo un nuevo prisma, esto se debe a que funcionan ligeramente distinto a las adicciones a sustancias. Sin embargo, antes de comentar las principales diferencias entre las adicciones conductuales y químicas, vamos a comentar en qué se parecen y por qué una persona puede llegar a engancharse a las compras o al juego como si se tratara de una droga.
El elemento clave de todos los trastornos adictivos es la falta de control. Esto se debe a que la persona adicta no controla sus comportamientos y todo lo que realiza lo hace enfocándose en mantener su adicción. Dicha adicción suele empezar en un consumo o un hábito placentero, pero luego va ganando terreno en sus prioridades hasta que domina por completo su vida (Cía, 2013).
A pesar de que el esquema sea muy parecido, existe una diferencia fundamental entre ambos tipos de adicciones y es la droga o químico que entra en juego en las adicciones más tradicionales. Por ejemplo, en el alcoholismo, la persona que presenta este problema tiene unos cambios químicos a corto y a largo plazo producidos por el mismo alcohol.
En el caso de las adicciones conductuales, es la persona misma quien libera dopamina tras realizar la acción a la que él o ella está enganchado. Existen otros neurotransmisores en juego, pero es importante quedarnos con el funcionamiento esencial de las adicciones conductuales.
Además, en el caso de las adicciones del comportamiento, la normalización o la sutileza de alguna de ellas puede dificultar mucho el tratamiento. Por ejemplo, no es extraño que una persona joven pase mucho tiempo mirando el teléfono móvil. Sin embargo, ¿cuándo empieza la adicción y termina el hábito? Si una persona pierde el control sobre un comportamiento, que luego prioriza ante el resto de actividades en su día a día, podemos afirmar que se ha convertido en un adicto conductual.
Ahora que ya conocemos cómo funcionan este tipo de adicciones, es importante aprender a clasificarlas. Para este cometido, utilizaremos el tipo de conducta para poder separar los distintos tipos de adicciones conductuales. A pesar de que el juego patológico o ludopatía es la adicción conductual por excelencia, existen muchísimas que debemos tener en cuenta.
No te pierdas este otro artículo si quieres saber cómo ayudar a una persona con adicción al juego.
A continuación, vamos a definir con ejemplos los principales tipos de adicciones conductuales:
A pesar de que las adicciones conductuales no poseen un elemento químico que refuerce el problema, son un desorden del comportamiento que debe ser tratado como tal, pues las consecuencias pueden llegar a ser muy graves, al igual que las adicciones químicas. Además, como hemos comentado, ambos tipos de adicciones pueden aparecer juntas en una persona, por lo que su tratamiento debe estar en manos de un correcto equipo profesional.
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