Es posible que sea la primera vez que leas esta extraña palabra. Quizá al observar el sufijo –exia (trastorno), la hayas relacionado con otros términos como la anorexia o la dislexia. A partir de aquí podemos especular acerca de su significado, pero…
La megarexia es un trastorno alimentario en el que la persona se percibe a sí misma como alguien con un peso adecuado y saludable, cuando en realidad padece obesidad. Para que lo entendamos, sería justo el término opuesto al de anorexia, en el que la persona se percibe mucho más gruesa de lo que en realidad está.
Cuando alguien padece este problema, ve su sobrepeso como un signo de fuerza y vitalidad. No entiende por qué ha de volverse más delgada si en realidad, así se ve bien. De hecho, suele ser frecuente que los megaréxicos consideren delgados o endebles a todas aquellas personas que tengan un peso más equilibrado.
Cabe mencionar que en este trastorno, al igual que ocurre con otros como la anorexia o la bulimia, existe una alteración importante de la percepción, lo que hace más fácil caer en una adicción. De esta manera, al mirarse al espejo, la persona se ve a sí misma en forma y en un peso adecuado. Esto hace que la situación tienda a mantenerse bastante estable y rígida, con dificultad para el cambio, prácticamente al mismo nivel que en el resto de trastornos alimentarios.
Un último apunte antes de analizar en profundidad este fenómeno lo constituye el hecho de que la persona con megarexia mantiene, por lo general, una dieta hipercalórica. Tanto es así que resulta bastante común que alimentos como la bollería industrial, los fritos, los dulces o snacks estén en la primera línea de su dieta. Parece lógico pensar que esto sea así, pues para ser fiel a sus creencias, el megaréxico debe mantenerse fuerte y sano (obeso en realidad).
Como en la gran mayoría de trastornos psicológicos, no parece existir una única causa que explique por sí sola la totalidad de este fenómeno. En su aparición y mantenimiento influyen varios factores genéticos, ambientales y sociales.
A continuación nos gustaría detallar los que parecen resultar más significativos:
Asimismo, la baja autoestima y un estado de ánimo negativo estarían facilitando el surgimiento y mantenimiento del problema.
Aprovechando el tema en cuestión, nos gustaría mencionar aquí el más que contrastado efecto adictivo del azúcar. En el caso de la megarexia, parece que el hecho de consumir alimentos ricos en glucosa estaría cumpliendo un papel importante. Por eso, de alguna forma, este trastorno podría englobarse dentro de la categoría de adicción a sustancias. Aunque no hablemos de la nicotina ni de la cocaína, el azúcar refinado y demás aditivos pueden llegar a crearnos una verdadera dependencia.
En resumen, la megarexia es un trastorno muy frecuente (mucho más de lo que pensamos) y con unas consecuencias lo bastante graves como para ser tenido en cuenta. Es por esto por lo que debería recibir la atención y los medios que merece.
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