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Las recaídas después de las fiestas navideñas

By 21 diciembre, 2020Adicción
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Las recaídas en adicciones constituyen uno de los temas que más preocupan a psicólogos y profesionales sanitarios en todo el mundo. Se estima que hasta más del 60% de las personas que se encuentran en fase activa de tratamiento o que incluso ya lo han finalizado están en riesgo de recaer en algún momento de su vida.

En Fromm Bienestar, detenemos la mirada en la importancia de la prevención y en el análisis de aquellos factores que propician las recaídas, en especial durante estas fiestas tan señaladas.

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El craving, ¿parte del proceso?

En primer lugar, resulta importante mencionar que puede ocurrir en muy diversos grados. No es lo mismo que un alcohólico “caiga en la tentación” de beberse un cubata una noche de fiesta a que acabe cediendo al desenfreno de volver a emborracharse un fin de semana. Aunque ambas sean recaídas y deban evitarse a toda costa, no son iguales.

A este respecto, cabe hablar del concepto de autocontrol. Desde nuestra experiencia, cuanto mejor haya sido el trabajo personal durante el proceso terapéutico, más probabilidades habrá de que un adicto sepa manejar mejor esta situación. Por eso es fundamental dotar a la persona con una serie de herramientas que puedan serle útiles en los momentos difíciles.

Por otra parte, hay que mencionar que no todo proceso de recuperación de una adicción conlleva necesariamente una recaída. En aquellos casos en los que exista una fuerte motivación y una adecuada reevaluación de las prioridades de vida, la persona puede acabar no recayendo nunca.

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Ahora que vienen las fiestas… ¿Recaídas seguras?

Huelga decir que las navidades constituyen un período de riesgo para todas aquellas personas que se encuentren en una fase de tratamiento de una adicción. Esto es así especialmente en el caso de las dependencias al alcohol o a las drogas.

Es justo en estas fechas en las que las reuniones podrían acabar siendo un contexto de riesgo. Decenas de personas agrupadas en fiestas, todas consumiendo alcohol, no parece ser el mejor escenario para que alguien ponga el punto y final a su adicción a la bebida, por ejemplo.

¿Pero, esto siempre es así?

Por curioso que parezca, no es exactamente en estos momentos en los que el adicto suele recaer con más frecuencia, sino después. Dicho de otra forma, es cuando “las aguas vuelven a su cauce”es cuando ocurre.

El refuerzo externo se esfuma

El hecho de que durante las fiestas el adicto esté tan cerca del consumo directo de la sustancia de la que trata de alejarse, es una especie de refuerzo que le motivaría a recordar lo aprendido. Dicho de otra forma, la persona se mantendría en guardia y alerta, a sabiendas de que se encuentra ante una situación de riesgo, y “se esforzaría” con más ímpetu para no recaer.

Como decíamos antes, es cuando la persona deja de estar en contacto con esos excesos, el momento en el que sale a la luz toda la tensión acumulada en ellos. Esto provoca el consumo de nuevo, a veces incluso de forma desmedida y descontrolada.

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Una especie de vigilancia

La nota peculiar de esta situación la pone el hecho de que los demás parecerían estar actuando como vigilantes, que le recuerdan al adicto constantemente que no debe consumir. Esa atención se interioriza, hasta el punto de que refuerza en el adicto sus deseos de superar la adicción. Por eso pondrá todos los medios a su alcance para no recaer.

En estos casos resulta muy útil contar con algún compañero que conozca sus ganas de dejar de consumir, de forma que actúe como recordatorio si se muestran signos de excitación preocupantes en la persona.

La inconsciencia, la clave

La recaída después de las fiestas viene de la mano de una actuación no consciente. Tal y como mencionábamos, es toda esa tensión mal gestionada que se experimenta durante las fiestas la que después sale a la luz. En algún momento, aparecen la negación, la minimización de riesgos o el exceso de confianza, los cuales hacen que el adicto “se dé permiso” para consumir “aunque solo sea una vez”.

Al volver a caer, experimenta una especie de compensación, que parece obedecer a: “con todo lo que he visto estas navidades y sin haber consumido nada, ahora me toca recuperar el tiempo perdido”

Este patrón también puede observarse en otro tipo de adicciones indirectamente relacionadas con el consumo de sustancias, como la adicción al sexo, a las compras o al trabajo. Si la persona ha estado en contacto aunque sea con alguno de estos elementos, pueden aumentar las probabilidades de futuras recaídas.

Las recaídas no son el final

En Fromm Bienestar hacemos hincapié en que el craving puede superarse, y que no implica que todo lo aprendido haya caído en saco roto. Lo importante es volver a levantarse y afianzar los conceptos y trabajar en aquellos aspectos que causen más malestar y dificultad. No debemos caer en señalar con el dedo al adicto y “castigarle” en exceso. Sin embargo, sí será necesario hacerle ver lo importante que es el camino que está recorriendo, y recordarle dónde podría estar en unos años si nada cambia.

Una estrategia muy útil a emplear aquí la constituye la denominada desesperanza creativa, en la cual se induce a la persona un estado de “abatimiento controlado”, en el que su malestar pueda ayudarle a seguir trabajando. Cuestionarle acerca de cómo ve a su familia con su situación o a él mismo, dónde cree que acabará si sigue por ese camino, o hacer hincapié en las cosas que se está perdiendo, serían algunos ejemplos.

¿Necesitas ayuda? Ven a vernos hoy mismo.

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