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¿Se pueden evitar las recaídas en las adicciones?

By 27 febrero, 2021Adicción
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Un tema controvertido con respecto a las adicciones lo constituye el hecho de las recaídas. Aunque en muchos programas de tratamiento suelen incluirse como una parte más del proceso, en este artículo nos gustaría desmitificar un poco la casi necesidad de su aparición. En otras palabras, revisaremos por qué estas recaídas no siempre han de producirse y el riesgo que conllevan.

Las recaídas. ¿Por qué ocurren?

En primer lugar, hemos de mencionar que superar una adicción no es un proceso sencillo. Tanto si estamos hablando de un problema con alguna sustancia como si se trata de una dependencia conductual, el proceso completo de superación implica tiempo y no está exento de dificultades. Esto conllevará un importante esfuerzo para el dependiente en cuestión y una reevaluación de los valores de su vida.

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Cuando una persona es adicta, debe enfrentarse a dos grandes enemigos principales. Por un lado están sus deseos de caer en la tentación. Aquí hablamos del factor psicológico, según el cual la persona recuerda, imagina y anticipa positivamente su contacto con el objeto de su adicción, llevándole a un estado ansioso en el que casi no puede dejar de pensar en él.

Por otro lado se encuentra el factor químico. Su cuerpo empieza a demandarle la sustancia en cuestión, o la biología de su cerebro le pide repetir la conducta para obtener los mismos efectos placenteros. Si no consume, ha de estar preparada para comenzar a sentirse mal y tolerar lo que la situación le produce.

Como podemos observar, la persona se enfrenta a dos adversarios fuertes. Es por esta razón por la que, si no existe una motivación y una interiorización de valores lo suficientemente importante, la persona puede acabar teniendo una recaída.

Entonces, lo normal es recaer… ¿O no?

Un error que suele cometerse en muchos programas de adicción es dar por hecho de que habrá recaídas. Es más, a veces tiende a explicársele al paciente desde el principio que esto puede ocurrir, y que será necesario que cuente con las herramientas adecuadas para manejarla cuando suceda.

Desde nuestra experiencia, y sin ánimo de pretender ser poseedores de la verdad, este planteamiento es muchas veces erróneo. Aunque bien es cierto que las recaídas son habituales, y de ocurrir no es el fin del mundo, sí que pueden afectar seriamente al compromiso terapéutico del adicto. Dicho de otra forma, recaer en una adicción tambalea los cimientos de lo construido y tiene una afectación importante en el proceso, además de tener un serio impacto emocional en el adicto.

Con esto no queremos decir que no puedan suceder y volver a superarse, sino más bien que hemos de tener especial cuidado a la hora de hacer el planteamiento a la persona con la que estamos trabajando. Muchas veces casi parece que le damos permiso para que la recaída ocurra, argumentando que es normal y que puede pasar. Es este aspecto el que debemos cuidar.

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¿Qué podemos hacer al respecto?

Una vez tenido en cuenta lo que acabamos de exponer, quizá sería interesante animar a la persona a evitar las recaídas. Para ello resulta importante explicarle la gravedad que estas pueden adquirir, y que si logra mantenerse firme y trabajando con seriedad hacia la abstinencia, la recuperación será mucho más sencilla.

No podemos olvidar que para superar una adicción hace falta comprender en profundidad sus entresijos. Es decir, hemos de conocer con la mayor exactitud los verdaderos factores que han llevado a la persona a caer en las garras de la adicción. Si lo logramos, y hacemos que el adicto también lo entienda y lo asimile, estaremos dando un paso de gigante hacia la superación de la adicción.

Muchas veces se trata de una profunda sensación de soledad, otras de una auténtica dificultad para afrontar los conflictos, o incluso puede deberse a una gran sensación de ira y frustración. Sea cual sea el motivo, hemos de tener en cuenta que ese es el verdadero elemento sobre el que hay que trabajar.

En resumen, aunque las recaídas estén ahí y sean algo que nunca se pueda descartar, tanto los profesionales de la salud como las personas cercanas al adicto hemos de hacer lo posible para que no ocurran. El punto principal de todo este asunto sería, por tanto, no darlas por hecho. Y por supuesto, transmitírselo así a la persona en cuestión.

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