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Un apunte sobre las adicciones conductuales

By 26 diciembre, 2020Adicciones conductuales
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Tal y como comentamos en otros artículos acerca de las adicciones conductuales y sus tipos, existen una serie de situaciones problemáticas de dependencia a algunos elementos en los que no hay una sustancia de por medio (sexo, juego, compras, etc.). Dichas adicciones conductuales, constituyen un alto porcentaje de las visitas a los distintos profesionales de la salud, y su abordaje no es exactamente el mismo al que suele darse en el caso de, por ejemplo, el consumo de drogas.

Adicciones conductuales: definición, tipos y ejemplos

El punto que todas ellas tienen en común es que no necesariamente ha de existir un compuesto más o menos artificial que altere el funcionamiento de nuestro organismo para que se produzca la adicción. De hecho, las adicciones conductuales se dan cuando es un comportamiento el que puede acabar generando dependencia, y esto ocurre a través del propio desequilibrio biológico producido en nuestro organismo.

En su momento nos referimos a las adicciones conductuales dedicando especial atención a cómo funciona el cerebro en cuanto al posible desarrollo de una dependencia se refiere. Distintas estructuras cerebrales y neurotransmisores parecen implicados en que ocurra. De esta forma hemos de estar alerta ante la aparición de algunos signos que pudieran avisarnos de un problema.

¿Qué ocurre en el caso de las adicciones conductuales?

El punto en el que nos gustaría detenernos en este artículo lo constituye el hecho de que no sea necesaria una sustancia para que se genere la dependencia. Las adicciones conductuales tienen una particularidad común que, a veces, las hace muy difíciles de tratar: el objeto de todas suele ser una necesidad básica o una actividad del día a día. O sea, no podemos decir a un adicto al trabajo que deje de realizar su labor profesional.

Esto puede ser un problema para la terapia, ya que la retirada completa del objeto adictivo muchas veces resulta imposible o incluso indeseable. Por tanto, lo que buscamos es que el paciente sea capaz de hacer un uso responsable y saludable de ellas.

Para conseguirlo es necesario un abordaje personalizado y detallado del caso enfocándonos siempre en lo mejor para la persona que acuda en busca de ayuda. En muchos casos necesitamos un trabajo complementario vinculado a la mejora de la autoestima, el control de impulsos o el manejo de la ansiedad.

¿Cuál es la medida justa?

Entonces, ¿cuál sería el uso adecuado, por ejemplo, de un teléfono móvil? Esta pregunta no es sencilla de responder, pero los criterios a los que debemos atenernos siempre serán aquellos en los que la vida de la persona no se vea condicionada o afectada por el comportamiento en sí. Dicho de otra forma, el objeto adictivo no debe influir de manera importante en sus relaciones sociales, desempeño laboral y familiar.

Aquí se hace fundamental un trabajo genuino y sincero con la persona, que ha de ser capaz de ayudar al profesional a adecuar conjuntamente el nivel de uso apropiado en cada caso.

¿Puede hacer algo la familia en las adicciones conductuales?

Debe. Una pertinente valoración de la realidad de la situación del adicto de los parientes es crucial para entender si estamos trabajando en la dirección correcta. Son muy útiles las entrevistas en las que se evalúe el funcionamiento de la persona, y analizar así si el elemento adictivo está influyendo.

¿Y qué pasa con las recaídas?

Las recaídas después de las fiestas navideñas

El hecho de que la persona esté en contacto con el objeto de su adicción puede acabar produciendo un importante número de recaídas. Cabe mencionar que esto no tiene por qué ser siempre así. Al contrario, si la persona es capaz de establecer una relación saludable con él, afianzarla puede prevenir las recaídas.

Para lograrlo es fundamental un trabajo terapéutico conjunto en el que se analicen los principales factores de riesgo que pueden propiciar la conducta problemática.

Las adicciones conductuales presentan una pauta distinta de la que suelen mostrar aquellas con sustancias. No obstante, un adecuado esfuerzo terapéutico hacia un manejo más saludable puede ser una garantía de éxito.

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