En el presente artículo nos gustaría profundizar en un asunto muy relevante que tiene que ver con el mundo de las adicciones. En él nos queremos analizar la posible relación que existe entre una baja autoestima y la dependencia en sí, ya sea de una sustancia en particular o a alguna conducta concreta.
Antes de comenzar a hacerlo, cabe aclarar que la cantidad de factores que pueden influir en el desarrollo de una adicción es muy amplio, aunque en este apartado nos centraremos en el caso de la autoestima.
¿Qué es la autoestima?
Sin extendernos demasiado aquí podemos decir que la autoestima es aquella visión general que tenemos de nosotros mismos. Tiene que ver con lo que pensamos, sentimos y percibimos acerca de nuestra persona.
Cabe añadir aquí, que determinadas situaciones de la vida o ciertos aprendizajes del pasado pueden minar nuestra autoestima. Por poner un ejemplo, es posible que una experiencia negativa en la escuela cambie la forma en que nos percibimos, y acabemos haciéndolo con cierto desprecio. Lo peor de este caso es que dicha autopercepción puede mantenerse en el tiempo si no ponemos remedio, lo cual podría acabar por llevarnos a comportamientos y actitudes también poco saludables.
¿Tan importante es la autoestima?
Cuando no nos queremos, no nos gustamos e incluso pensamos que no valemos, suele darse un fenómeno que podríamos considerar de contagio. Es decir, parece como si todo lo que hiciéramos o lo que pensáramos estuviera bañado por esa oscuridad y acabásemos yendo siempre a lo negro. Cabe matizar aquí que dicho acercamiento a los comportamientos y actitudes negativas no ocurre por arte de magia, sino que más bien tendría que ver con una especie de confirmación de nuestro propio sentir.
Vamos a explicar esto con un ejemplo. Imagina que un niño se cría en un ambiente en el que continuamente se le dice que es muy flojo. Con el paso el tiempo, este mensaje queda grabado a fuego en su cabeza, de manera que llega a creerlo como una verdad absoluta. Más adelante, cabe esperar que ese niño acabe comportándose de esa forma, casi a modo de confirmación de quien cree que es en realidad: “Si soy flojo, he de actuar como tal, no puedo hacerlo de otra forma”.
En este ejemplo podemos observar lo importantes que son los mensajes que nos creemos, pues acaban llevándonos a actuar de una determinada manera, en este caso no muy deseable.
¿Qué tiene que ver esto con las adicciones?
Si seguimos con el ejemplo anterior, una persona que no se vea a sí misma de un modo positivo o digno de valor, se comportará como tal. Parece lógico pensar que en este caso la persona se muestra más vulnerable a ciertas situaciones o problemas que pudieran ser tildados como negativos.
En la adicción se da la particularidad de que la persona, en el fondo, sabe que no está obrando bien. Es consciente de que consumir le puede hacer daño, que frecuentar ciertos ambientes o personas es negativo o que quedar atrapado en la repetición de una conducta que le perjudica no es lo mejor para él. Sin embargo, si la autoestima es baja, es una especie de sintonía entre su sentir y su forma de actuar. Es como si la parte de la persona capaz de ver que lo que hace está mal se desactivase o justificase. Pensaría “bueno, al fin y al cabo ya soy un desastre, qué más da”
Habilidades sociales y adicciones: ¿qué relación hay entre ellas?
Es importante mencionar aquí que las adicciones tienen mucho que ver con una especie de abandono, de renuncia a la auténtica vida. ¿Por qué desistir de vivir o evitar la realidad si es feliz con ella? El problema es que alguien con una baja autoestima, que no se quiere o apenas lo hace, piensa que no merece nada bueno. Cree que la vida no tiene mucho que ofrecerle y encuentra en la dependencia una forma de refugiarse ante esta realidad. Por eso adicción y autoestima están muy relacionadas.
Un apunte a modo de conclusión
Si logramos que nuestros hijos, o nosotros mismos, seamos capaces de querernos y valorarnos más, tendremos mucho terreno ganado en lo que a “desviarnos del camino” se refiere. Es por esto por lo que resulta tan importante ser capaces de crear y ayudar a otros a construir una autoestima sólida y fuerte.
Porque todos tenemos nuestras virtudes y defectos, y como tal hemos de aceptarnos. ¿Hablamos?
